Las Riquezas de la tierra

25.05.2013 19:48

 

La epopeya de los españoles y los portugueses en América combinó la propagación de la fe cristiana con la usurpación y el saqueo de las riquezas nativas. El poder europeo se extendía para abrazar el mundo.  Las tierras vírgenes, densas de selvas y de peligros, encendían la codicia de los capitanes, los hidalgos caballeros y los soldados en harapos lanzados a la conquista de los espectaculares botines de guerra: creían en la gloria, «el sol de los muertos», y en la audacia... 

Nació el mito de Eldorado, el  monarca bañado en oro que los indígenas inventaron para alejar a los intrusos: desde Gonzalo Pizarro hasta Walter Raleigh, muchos lo persiguieron en vano por las selvas y las aguas del Amazonas y el Orinoco.  El espejismo del «cerro que manaba plata» se hizo realidad en 1545, con el descubrimiento de Potosí, pero antes habían muerto, vencidos por el hambre y por la enfermedad o atravesados a flechazos por los indígenas, muchos de los expedicionarios que intentaron infructuosamente, dar alcance al manantial de la plata remontado el río Paraná. 

Había sí, oro y plata en grandes cantidades, acumuladosen la meseta de México y en el altiplanto andino.  Hernán Cortés reveló para España, en 1519, la fabulosa magnitud del tesoro azteca de Moctezuma, y quince años después llegó a Sevilla el gigantesco rescate, un aposento lleno de oro y dos de plata, que Francisco Pizarro hizo pagar al inca Atahualpa antes de estrangularlo. Años antes, con el oro arrancado de las Antillas había pagado la Corona los servicios de los marinos que habían acompañado a Colón en su primer viaje.  Finalmente, la población de las islas del Caribe dejó de pagar tributos, porque desapareció...

La búsqueda del oro y de la plata fue, sin duda, el motor central de la conquista.  Pero en su segundo viaje, Cristóbal Colón trajo las primeras raíces de caña de azúcar cultivado en estas tierras.  Se alzaron los cañaverales en el litoral húmedo y caliente del nordeste de Brasil y, posteriormente, también las islas del Caribe -- Barbados, Jamaica, Haití y la Dominicana,Guadalupe, Cuba, Puerto Rico -- y Veracruz y la costa peruana resultaron sucesivos escenarios propicios para la explotación, en gran escala,del «oro blanco».  Inmensas legiones de esclavos vinieron de África para proporcionar, al rey azúcar, la fuerza del trabajo numerosa y gratuita que exigía: combustible humano para quemar.   Las tierras fueron devastadas por esta planta egoísta que invadió el Nuevo Mundo arrasando los bosques, malgastando la fertilidad natural y extinguiendo el humus acumulado por los suelos.  
 

 

Contacto

Edgar Omar Garcia Yoval

tara.bu@hotmail.com

V. Guerrero #227 Xico Veracruz Mexico C.P. 91240

2281726078

Buscar en el sitio

© 2013 Todos los derechos reservados.

Crea una página web gratis Webnode